domingo, 24 de enero de 2016

Humillaciones a los jubilados


José Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelante      

Un jubilado es quien ha logrado alcanzar la reina de las prestaciones laborales: la pensión. Ya sea del IMSS, ISSSTE, CFE o de cualquier otro de los múltiples sistemas que coexisten en el país, ya está enfermo y cansado, ya dejó sus mejores años en la empresa y ya tiene derecho a una pensión y al servicio médico. O también, puede ser una viuda que perdió a su marido y que tiene como único soporte el monto de la pensión que recibe.

Lo cierto es que el jubilado generalmente es una persona mayor, de paso cansino, que vive de glorias pasadas, presente muy incierto y futuro tenebroso. Y le apuesta a la pensión que alcanzó, poca o mucha, así como al servicio médico que habrá de recibir.

Lo malo es que la pensión es de hambre y el servicio médico es pésimo. Tal vez los médicos sean buenos, tal vez las medicinas sean las apropiadas y tal vez, cuando usted tenga una enfermedad catastrófica, es decir, de las que acaban con el enfermo y su entorno familiar, ese servicio médico sea suficiente.

Pero cuando usted va a consulta, a surtir sus medicinas para la presión, para la diabetes o para cualquiera de las tantas enfermedades crónicas que existen, a pesar de que usted es un jubilado de sesenta años o más de edad, le piden que vaya a tramitar la consulta a las cinco de la mañana, que soporte el frío afuera de la clínica hasta que el de vigilancia decida dejarlos entrar, que acepte las condiciones que impone la administración porque en caso contrario, dejan de proporcionarle el servicio “por revoltoso”.

Claro, en nuestra patria existen múltiples organismos de defensa de los integrantes de la tercera edad como procuradurías de la defensa del adulto mayor y otros más. La pregunta es: ¿Cuándo ha visto que una de esas procuradurías en las que los funcionarios cobran y muy bien, vaya a ver las condiciones en que tienen a los viejitos? ¿Cuándo ha sabido usted que alguien se preocupe de las veces que tiene que ir un viejito a preguntar por su pensión? ¿Ha visto las filas afuera de los bancos de viejitos para cobrar su pensión?

Como las pensiones son exiguas, no son negocio para los bancos y entonces, destinan un cajero media hora cada hora, para atender a los cientos de viejitos que, pacientes, hacen fila toda la mañana para recibir sus pocos pesos. ¿Esa es la atención que merecen nuestros ancianos, los que ya dieron su vida para la empresa? Si ese es el valor que les damos como sociedad, qué mal estamos.

Conste: la presente vale como denuncia en forma a nombre de los jubilados y pensionados de todos los sistemas de seguridad social que hay en el país. Si necesita que la ratifiquen los viejitos, nada más pídanlo.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.

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