domingo, 26 de febrero de 2017

Recuerdos y esperanzas

José Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelante  

La vida no es más que la suma de los recuerdos de cada uno. Cada actitud, cada emoción, cada intento, se va quedando grabado en nuestro subconsciente y son los que determinan lo que vamos a hacer y la manera en que vamos a reaccionar.

Cierto, se puede cambiar, pero cuesta mucho trabajo y el esfuerzo es inmenso. La satisfacción ante un reto así es mucho mayor. Pero no todos quieren o queremos cambiar. La vida que está, así como viene, es maravillosa.

Cada uno de mis recuerdos se ha quedado en mí para siempre. Cada uno de mis amigos tiene un valor especial, precisamente porque lo vivido juntos ha hecho que seamos especiales. Tanto los que me acompañaron de niño, como los que fueron jóvenes como yo o aquellos que emigraron de casa a buscar estudios en tierras ajenas y luego, los compañeros de trabajo y los amigos de aventuras. Cada uno es único.

Por supuesto, al mismo tiempo que mis amigos, en mi vida existe familia. La muy cercana: padres, hermanos, primos; hasta la que constituye más un cariño por la cercanía en los afectos que por los lazos de sangre o afinidad. Pero cada uno es un recuerdo vivo que está ahí, presente en el corazón.

Y la vida avanza y de pronto, me entero que empiezan a faltar los pilares, las columnas que soportan mi vida.

Un día, hace mucho pero que yo lo siento como si fuera apenas hace un momento, faltó mi padre y eso, cambió mis esperanzas y avivó mis recuerdos.

Luego, abuelos, parientes en todos grados y amigos, los muy cercanos y los que solo a veces nos veíamos.

Allá, lejano, cada mucho tiempo uno se entera que se ha ido un amigo cercano, a quien llorar. Cada mucho tiempo.

De pronto, no sé si porque ya soy muy viejo o porque he perdido el sentido del tiempo, en un instante se han ido dos amigos con quienes viví y conviví; en distintas épocas y por diversas razones, pero los dos, de mi Matamoros querido, que pierde de a poco a sus mejores hijos.

Y a ellos debo sumar que entre mis mejores recuerdos están los tiempos en que la casa de mis padres se llenaba en vacaciones de primos, tíos, amigos y mucha gente que estaba con nosotros por el cariño que existía y que ha seguido vivo.

De ellos, el papá de uno se fue y otro, que vivió en la casa muchos años, que era como un hermano mayor, también ya murió. Vivió siempre a su modo, pleno, con música inglesa y conquistando mujeres.

Y eso me ha hecho recordar que la vida es frágil, que es solo un instante el que estamos aquí y que lo mejor, es disfrutarla. Que la esperanza de un mejor mañana es el motor que nos mueve, es la ilusión que permite que sigamos en la faena.

Y recuerdo a mis amigos y trato de seguir en contacto con los que puedo. Así y gracias a las nuevas tecnologías, ahora tengo grupos de Facebook y WhatsApp de compañeros de secundaria, de preparatoria, de facultad, de anteriores trabajos y de esperanzas compartidas. Hace muchos años conocí y agregué como mis amigos a un grupo de reporteros. Uno de ellos, a quien tuve el honor de escribir unas líneas que aparecieron en su obra póstuma, ya nos dejó. Otros, con tumbos y problemas, siguen en la brega y lo hacen por amor a nuestra tierra.

Y sigo creyendo que México debe salir adelante y ofrezco mis esfuerzos y mis afanes a quienes, como yo, saben que todos juntos Somos México.

Que la esperanza de seguir sumando recuerdos maravillosos, sea la inspiración para lograr el México que queremos.

Me gustaría conocer su opinión.

Vale la pena.


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